viernes, 27 de junio de 2008

Arrestados por exponer la verdad, ¡Exige su liberación!



Parte 1

La policía japonesa arrestó a dos activistas de Greenpeace que hace un mes denunciaron el tráfico ilegal de carne de ballena dentro del programa de caza de cetáceos respaldado por el gobierno japonés.

Los dos activistas, Junichi Sato, de 31 años, y Toru Suzuki, de 41, son investigados por el supuesto robo de una caja con carne de ballena, que fue presentada como evidencia de la denuncia que realizó Greenpeace el 15 de mayo pasado.

El paquete contenía trozos carne de ballena, de los más caros, y que fueron extraídos ilícitamente por un tripulante del buque factoría ballenero, Nishin Maru, al finalizar la temporada de caza de ballenas en el Santuario Ballenero Austral. El contenido del paquete estaba rotulado como “cartón” y estaba dirigido a una dirección privada.

El paquete fue rastreado por investigadores de Greenpeace y enviado a la Fiscalía General de Tokio como evidencia de un grave escándalo de corrupción dentro de las operaciones de caza de ballenas en el Santuario Ballenero Austral, que el Gobierno de Japón defiende como “científicas”.

Como resultado de las pruebas que presentó Greenpeace, el fiscal de Distrito de Tokio inició una investigación sobre una malversación de fondos que implica el contrabando de carne de ballena, lo que plantea serias dudas sobre la magnitud y el alcance del uso indebido de dinero de los contribuyentes por parte de los responsables del programa de la caza de ballenas del Océano Antártico.

“Esto es una respuesta inesperada. Hemos destapado un escándalo que afecta a fuerzas muy poderosas del gobierno de Japón que se están beneficiando de la caza de ballenas, y no nos sorprende que ellos consigan eludir la investigación; pero que hayan arrestado a dos activistas, completamente inocentes, por haber devuelto la carne que fue robada a los japoneses, que pagan con sus impuestos la caza de ballenas, es realmente sorprendente. ¿En interés de quién se han hecho estos arrestos? Todo parece indicar que estamos ante una táctica de intimidación de las agencias gubernamentales responsables del escándalo”, dijo Jun Hoshikawa, director ejecutivo de Greenpeace Japón.

Además del arresto de los dos activistas, aproximadamente 40 policías se presentaron en la oficina de Greenpeace en Japón donde permanecieron por más de 10 horas revisando todo; se llevaron seis computadoras, seis cajas de documentos e impidieron el uso de teléfonos a los miembros de la oficina durante todo ese tiempo.

Se trata de una reacción totalmente desmesurada contra una organización que siempre se manifiesta de manera pacífica y con métodos no violentos.

Aunque hasta el momento, los únicos arrestados en este caso son los dos activistas de Greenpeace que presentaron las evidencias del escándalo, la Fiscalía investiga también a la tripulación del buque factoría ballenero, Nishin Maru. Sin embargo, ninguno de los funcionarios japoneses involucrados en el escándalo de corrupción ha sido investigado ni detenido.

“Ni en México ni en Japón se debe de criminalizar a quienes defienden el medio ambiente. El arresto de los activistas por denunciar la corrupción dentro del programa de caza de ballenas en Japón, evidencia las presiones que enfrenta la sociedad civil cuando decide denunciar a los delincuentes ambientales para proteger los ecosistemas. ¿Cómo es posible que los responsables estén libres, mientras que quienes denuncian lo que esta ocurriendo son perseguidos? Hacemos un urgente llamado al embajador de Japón en México, Masaaki Ono, para que solicite al fiscal la liberación de los activistas de Greenpeace y demandamos a la fiscalía japonesa que centre sus investigaciones en los funcionario responsables del programa de caza y no en la tripulación de los barcos balleneros”, denunció Patricia Arendar, directora ejecutiva de Greenpeace México.

Parte 2

En una extraordinaria e innecesaria operación policíaca para arrestar a los activistas de Greenpeace envueltos en la exposición del escándalo de carne de ballena en Japón, estos fueron llamados a declarar ante la Corte el domingo 22 de junio en Aomori, para que se decidiera su destino.

Greenpeace presentó al Primer Ministro la lista de peticiones internacionales a través de su activismo en línea, para terminar con esta injusticia en contra de los activistas y liberarlos lo antes posible.

Hace poco más de tres semanas, los activistas Junichi Sato y Toru Suzuki, rindieron su testimonio por escrito a la policía en Aomori y se dijeron disponibles para responder en un interrogatorio, si éste fuera necesario para las autoridades. A pesar de esto, Sato y Suzuki fueron detenidos como criminales y transferidos a la comisaría de Aomori donde ahora se encuentran arraigados. Sin embargo, una simple llamada telefónica habría sido suficiente para que ellos se presentaran a declarar. Al mismo tiempo, 40 policías tomaron por asalto las oficinas de Greenpeace en Japón, llevándose computadoras, teléfonos y documentos.

“Esta no es una investigación policíaca, es intimidación. Los contribuyentes deben estarse preguntando nuevamente por qué su dinero está siendo gastado, esta vez en mostrar lo que podría suceder a manifestantes pacíficos ante Comisión Internacional Ballenera, en Chile y ante la cumbre del G8 que será llevada a cabo en Japón el próximo mes”, dijo Jun Hoshikawa, director ejecutivo de Greenpeace Japón.


Greenpeace lanzó una petición internacional en línea dirigida al Primer Ministro de Japón, Fukuda, urgiéndole a actuar en esta difícil situación y ordene la liberación inmediata de los activistas inocentes. Ellos no han cometido ningún crimen, si acaso desafiar fuerzas poderosas dentro de la industria de caza de ballenas y al gobierno, y llamar la atención de cientos de millones de contribuyentes que con su dinero, y sin saberlo, subsidian una operación corrupta en el Santuario Ballenero del Océano Sur.


Mientras tanto, la oficina del Procurador del Distrito de Tokio informó a la oficina de Greenpeace que ha sido incapaz de encontrar pruebas de la malversación y que la investigación se terminará hoy.

"Claramente, esto ha sido una investigación difícil para el Ministerio Público cuando el nivel de corrupción corre a niveles tan profundos en la industria de caza de ballenas. Sin embargo, preguntas claves permanecen sin contestar - si Kyodo Senpaku legalmente diera a conocer la carne de ballena al equipo (a la tripulación) entonces por qué cambiaron ellos su historia varias veces en tantos días y por qué el equipo (la tripulación) falsificó los documentos cuando enviaron la carne a una casa, argumentando que las cajas contenían cartón cuando de hecho, ellos mismos las llenaron con cortes de carne de ballena que en el mercado valen miles de dólares?", dijo Hoshikawa.

La carne de ballena, procedente de la caza anual en el Santuario Ballenero del Océano Sur, y que es obtenida bajo el argumento “científico”, oficialmente está disponible en el mercado hasta después de que la Comisión Ballenera Internacional realice su reunión anual, dos meses y medio después del regreso de la flota a Japón.

El programa de caza de ballenas cuesta al contribuyente japonés 500 millones de yenes por año (alrededor de 4.7 millones de dólares estadounidenses), a pesar de la condena internacional a este proyecto. El año pasado, el Instituto de Investigación Cetácea (ICR) era incapaz de reembolsar un subsidio fiscal de 1 mil millones de yenes al gobierno.

Parte 3

Dos activistas de Greenpeace, quienes expusieron la malversación de fondos de los contribuyentes del programa japonés de caza de ballenas, serán mantenidos en custodia por otros 10 días, sin cargos, según la orden de la Corte de Aomori.

El fallo se hizo el pasado domingo 22 de junio a pesar de la evidencia de que no han cometido ningún delito y que no tienen intención de obstaculizar las investigaciones judiciales.

Los abogados de Greenpeace han apelado el fallo y esperan una decisión que se hará este lunes por la tarde.

Junichi Sato y Toru Suzuki fueron arrestados en Tokio el pasado viernes durante una fuerte operación policiaca en donde hubo allanamiento de las oficinas de Greenpeace en Japón y de hogares de personal de Greenpeace.

Ambos activistas ya se habían presentado ante la policía anteriormente y habían presentado declaraciones por escrito acerca de la forma en que las pruebas de un importante robo de carne de ballena fueron obtenidas, entre ellas una caja de carne de ballena disfrazada como posesiones personales de miembros de la tripulación que había sido objeto de tráfico procedente del buque factoría, Nisshin Maru.

"A pesar de haber hecho declaraciones por escrito a la policía y estar dispuestos a declarar en el momento que fueran requeridos, las autoridades decidieron claramente hacer un ejemplo de ellos, previo a la reunión del G8 en Japón el próximo mes. No hay lugar en una democracia para este tipo de intimidación institucional, los dos activistas de Greenpeace son inocentes de cualquier delito y deben ser puestos en libertad inmediatamente" dijo Junio Hoshikawa Director Ejecutivo de Greenpeace Japón.

Greenpeace convocó a escribirle al Primer Ministro y al Ministro de Asuntos Exteriores de Japón a través de una petición en su página de Internet, para que intervengan y pongan fin a esta farsa y que ordenen la liberación de los activistas. Más de 50 mil personas ya han enviado mensajes a las embajadas japonesas en todo el mundo, incluyendo la de México.


— Greenpeace

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